Los que ya me conocéis de tiempo sabéis que disfruto mucho cocinando para mí misma y, por supuesto, para los demás. Es la forma que tengo de transmitir mi creatividad y todo mi amor a través de ese cuidar, de ese nutrir, sustentar, alimentar; es una sensación de plenitud y una necesidad vital para mí.

Pero todo esto se amplifica cuando el servicio de catering se prolonga en vivencias, eventos de varios días en los cuales me encargo de todas las comidas; como fue el caso del retiro vivencial para el que cociné el pasado fin de semana, con un grupo de personas muy conectadas con lo natural, con la esencia de la vida y el desarrollo personal. La experiencia es única e irrepetible, ya que te permite registrar en la memoria experiencial el sentir de quienes degustan tu comida desde un lugar distinto al tuyo.

La comida no tiene que ser algo ostentoso, o gourmet, que solo se puedan permitir unos cuantos; ni siempre necesita ser mostrada como si fuera una obra de arte. El alimento físico nos permite la conexión con la naturaleza, con lo esencial de nuestra biología para seguir viviendo.

En esta ocasión preparé comida natural, nutritiva, elaborada de forma sencilla, sin maquillajes, favoreciendo que el fluir de nuestra energía se fusionara con el fluir de la energía del entorno en el que estábamos. El grupo estuvo trabajando el contacto físico y las relaciones humanas, necesitaban bajar esa energía a lo terrenal, con lo que la presencia de verduras de raíz, proteína de origen vegetal y animal, y buscar el dulce natural fue la base principal para trazar el menú del retiro.

Consumir alimentos reales y naturales es sencillamente un gesto de amor a nosotros mismos y hacia al planeta; es el canal que nos conecta con el origen, con la raíz, con la tierra y los elementos, nada más. Y si lo compartimos con otros seres que están en nuestra misma vibración se multiplica hasta el infinito.

Yo no he llegado hasta aquí por casualidad, he dado muchas vueltas antes de comprender todo esto. Me imagino que algo similar te pasa ti; en el camino vamos descubriendo, en el momento adecuado, lo que nos permite estar conectados con nuestra esencia. Parece ser que mi propósito en la vida es sanar, cuidarme y crecer a través de la cocina y la nutrición, y esta poderosa herramienta que tanto me ha ayudado es la que comparto en estos momentos con el mundo.

¡Muchas gracias a ti por estar ahí, y a todas las personas que confían en mí y apoyan mi trabajo!