Seguridad alimentaria en el hogar

En Jardín de Luna hemos decidido abrir un espacio divulgativo con contenido sobre la “seguridad alimentaria”, ya que valoramos la importancia de este tema, no solo en el ámbito industrial, sino también de forma individual. Me referiré, específicamente, a los procedimientos que aplicamos en nuestras casas a los alimentos que adquirimos en el mercado. Esperamos de corazón que este espacio tenga buena acogida por tu parte, el objetivo principal es que esta información, que en muchas ocasiones desconocemos como consumidores, te sea de gran ayuda, igual que lo ha sido para mí.

La seguridad alimentaria está declarada como un derecho humano, es una parte integral del derecho a la alimentación y del objetivo número 2 del Desarrollo Sostenible:  Hambre Cero. Este término fue relevante a partir de la Cumbre Mundial de Alimentación de la Organización de las Naciones Unidad para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que se celebró en Roma en noviembre de 1996.

La seguridad alimentaria tiene dos enfoques dentro de la misma línea, que van desde el marco de seguridad alimentaria entendida como higiene e inocuidad de los alimentos hasta el hambre y la hambruna a gran escala, ambas enraizadas en la inseguridad alimentaria.

La “seguridad alimentaria” como disciplina científica se centra legislativamente en la preparación y el almacenamiento de los alimentos de manera que se prevengan las enfermedades que podrían ser transmitidas por ellos. Existen procedimientos que deben seguirse para evitar posibles peligros para la salud. La defensa alimentaria recoge y diferencia una línea entre la industria y el mercado, y otra línea entre el mercado y el consumidor.

La línea que engloba la relación de la industria con el mercado contempla la inocuidad y el origen de los alimentos, los residuos de plaguicidas, los aditivos alimentarios, el etiquetado, así como normas de gestión y certificación de exportaciones e importaciones y políticas sobre biotecnología de los alimentos.

En cuanto a la seguridad alimentaria en la línea del mercado al consumidor, los esfuerzos se centran en que los alimentos del mercado sean seguros y en su correcta preparación y entrega al consumidor.

En todo esto que venimos hablando falta la última línea, que a veces parece ser invisible, pero que es la más importante porque, aunque se nos recomienda cómo actuar adecuadamente para tener seguridad alimentaria, nadie lo valida. Nos referimos a la línea que va del mercado a nuestros hogares, incluyendo almacenamiento y consumo. De esta última línea es precisamente de la que, a partir de ahora, vamos a ir compartiendo contenido.

Y, para terminar, te dejo los cinco principios clave de la seguridad alimentaria según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

  1. Evitar la contaminación de alimentos con patógenos provenientes de personas, mascotas y plagas.
  2. Separar los alimentos crudos de los cocinados para evitar la contaminación de estos.
  3. Cocinar los alimentos durante el tiempo adecuado y a la temperatura adecuada para matar los patógenos.
  4. Almacenar los alimentos a la temperatura adecuada.
  5. Usar agua segura y materias primas seguras.

Inauguramos el espacio con un procedimiento básico que algunos podrían no tener muy claro.

Pautas para congelar correctamente un alimento:

  1. Buen estado y calidad del congelador y fijar la temperatura a –18º C.
  2. El alimento lo más fresco posible o bien recién cocinado.
  3. Poner especial atención en el envasado del alimento, evitando el contacto con el aire del congelador, para no perder la calidad del alimento. Se puede congelar en tápers individuales, tarros de cristal o bien en bolsas de cierre hermético, aunque estas últimas yo no las utilizo personalmente.

¡Cocinar y comer de forma segura en nuestras casas es importante!

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