Alimentos fermentados y salud intestinal (I)

Como seres vivos dependemos tanto del medio externo como del interno. Y quizás de este último nos olvidamos, y pensamos que por ahí dentro todo funciona correctamente mientras no notemos ningún síntoma.

Cuidar del estado de las bacterias intestinales que hacen que seamos capaces de asimilar los nutrientes y nos ayudan con procesos tan importantes como aquellos relacionados con nuestro sistema inmune, con el peso, con el estado emocional, hace que cumplamos con la responsabilidad que tenemos con nuestra propia salud y con nuestro bienestar en general.

Los microorganismos constituyentes de la flora intestinal humana pueden cambiar su comportamiento dependiendo de las condiciones en que se encuentre el medio en el que habitan.

Alimentos que favorecen la salud intestinal:

Practicar una alimentación equilibrada, basada en alimentos integrales de origen vegetal y cultivados naturalmente que favorecen nuestra salud intestinal y en consecuencia la de todo el organismo. Para ello se aconseja incluir de forma habitual en la dieta agua de buena calidad, granos integrales tubérculos, legumbres, semillas, frutos secos, frutas, verduras frescas y fermentados.

Actualmente están probados científicamente los beneficios para la salud la inclusión en la dieta de los alimentos fermentados. Y es que precisamente la fibra y los fitonutrientes presentes en el reino vegetal proporcionan a nuestra microbiota el sustrato necesario para llevar a cabo su actividad normal y preservar un estado de equilibrio. Si además incluimos un proceso de fermentación a partir de estos alimentos ricos en fibra, se generarán, gracias a la acción bacteriana, sustancias beneficiosas como el ácido láctico, los ácidos grasos de cadena corta, los antibióticos naturales, los neurotransmisores (serotonina, dopamina y acetilcolina), enzimas y las vitaminas del grupo B y K. Dentro de este ecosistema microbiano cabe señalar la importancia de las bacterias productoras de ácido láctico (BAL) como Lactobacilos y Bifidobacterias, para mantener un entorno intestinal saludable, ligeramente ácido. Además las BAL participan en la degradación de residuos metabólicos tóxicos como amonio, aminas y sulfitos hidrogenados generados por bacterias putrefactivas a partir de alimentos procesados y de origen animal.

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Alimentos desfavorables:

Por el contrario se desaconseja una alimentación desequilibrada, donde predominen los alimentos de origen animal y alimentos procesados. Esto incluye comida industrializada, alimentos refinados (sal adulterada, cereales pulidos, aceites refinados, azúcar blanco, etc.), grasas saturadas, edulcorantes artificiales, alcohol, lácteos, carne, huevos y embutidos. Este tipo de alimentación genera un importante nivel de oxidación y degeneración celular.

El consumo habitual de alimentos altamente procesados y de origen animal debilita dramáticamente nuestra flora intestinal y la salud en general. En la industria alimentaria se usan aditivos químicos del tipo conservantes, estabilizantes, colorantes, solventes, potenciadores de sabor y edulcorantes, además de antibióticos, hormonas de crecimiento y agroquímicos para el crecimiento y producción de animales y vegetales. Asimismo de la digestión de alimentos de origen animal se generan residuos metabólicos del tipo nitrosaminas, cadaverinas, putrescina, amoniaco y ácidos fuertes. Además cuando algunos alimentos son sometidos a altas temperaturas y un alto procesamiento industrial pueden llegar a generarse sustancias dañinas para la salud como las acrilamidas (presentes en productos ricos en carbohidratos como snacks y bollería) y peróxidos, presentes en la mayoría de productos que contienen grasas susceptibles a la oxidación.

Todas las sustancias anteriormente citadas actúan simultáneamente generando un importante foco de intoxicación y desequilibrio intestinal, lo que permite proliferar a microorganismos patógenos y contribuir a la aparición de problemas de salud como malabsorción, deficiencias nutricionales, inflamación intestinal, hiperpermeabbilidad, trastornos inmunológicos, alteraciones hepáticas, etc.

Porque aunque se suele decir que somos lo que comemos, en realidad somos lo que asimilamos. Y para poder asimilar correctamente es muy importante gozar de un buen sistema digestivo. Pues bien, la fermentación nos va a ayudar a recuperar la salud de nuestro sistema digestivo de forma natural y sencilla.

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