¿Qué es la inflamación y por que se produce? Parte I

La inflamación es un proceso que nuestro sistema inmunitario pone en marcha con la finalidad de frenar el avance del daño en nuestro cuerpo y, posteriormente, restaurar el tejido y eliminar los residuos. Nuestro sistema inmunitario crea inflamación para proteger al cuerpo de infecciones, lesiones o enfermedades. Como parte de la respuesta inflamatoria, el cuerpo aumenta su producción de glóbulos blancos, células inmunes y sustancias llamadas citocinas que ayudan a combatir las infecciones.

El problema es la inflamación crónica.

Sin inflamación no podríamos recuperarnos de muchas afecciones habituales y recurrentes. Pero cuando la inflamación persiste en el tiempo más allá de lo necesario debido a nuestros hábitos de vida y deja de responder al propósito reparador, se vuelve destructiva. En estos casos hablamos de inflamación crónica, un proceso mucho más complejo que acaba convirtiéndose en una disfunción en sí misma que facilita la aparición de algunas patologías crónicas.

la inflamación se clasifica en dos tipos principales:

  • Inflamación aguda: se produce durante un período corto de tiempo. Los síntomas aparecen rápidamente y lo habitual es que se resuelva en horas, días o semanas. Este tipo de inflamación lo que hace es ayudar al cuerpo a recuperar el estado previo a una lesión o afección. Cuando esta respuesta persiste, es cuando tiene lugar la inflamación crónica. 
  • Inflamación crónica: suele ser un proceso mucho más lento y generalmente menos severo a nivel inflamatorio, normalmente dura más de dos meses. Ocurre incluso cuando no hay lesiones, y no siempre termina cuando la enfermedad o lesión se cura. Este tipo de inflamación mantiene al cuerpo en un estado constante de alerta que, con el tiempo, suele provocar un impacto generalizado y negativo en el organismo.
Actuación de los macrófagos ante la inflamación

¿Cómo identificar los síntomas de la inflamación?

La inflamación aguda suele causar síntomas claramente inidentificables, como dolor en general, inflamación generalizada y rojeces. Los síntomas de inflamación crónica suelen ser más sutiles, confusos y en ocasiones difíciles de apreciar, además pueden afectar a diferentes zonas corporales. Este es el motivo por el cual recibe el nombre de inflamación crónica. En ella participan otro tipo de agentes inmunitarios y es consecuencia de alteraciones complejas del metabolismo celular: oxidación, fallos en las mitocondrias, aparición de productos de glicación. Esto provoca que fácilmente se pase por alto.

  • Síntomas de inflamación aguda:
    • Dolores musculares
    • Subida de temperatura corporal
    • Rojeces en la piel
    • Inmovilidad de la zona
    • Inflamación localizada
  • Síntomas de inflamación crónica:
    • Insomnio sostenido en el tiempo
    • Subir de peso y obesidad
    • Fiebre
    • Cansancio permanente
    • Baja libido
    • Yagas en la boca
    • Depresión, ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo
    • Problemas gastrointestinales, como estreñimiento, diarrea y reflujo ácido
    • Rojeces en la piel
    • Fiebre
    • Dolores articulares
    • Infecciones recurrentes

Estos síntomas pueden variar de leves a severos y durar varios meses o incluso años.

Enfermo de inflamación crónica
Inflamación crónica

La inflamación es el origen de toda enfermedad. 

Si la inflamación crónica, persiste en el tiempo la respuesta inflamatoria del cuerpo acelera el envejecimiento y puede comenzar a dañar células, tejidos y órganos sanos, afectando distintos sistemas. Con el paso del tiempo, los daños pueden ser graves, afectando a la salud integral de nuestros tejidos, sangre y órganos. Y este deterioro orgánico esta directamente relacionado con el desarrollo de varias enfermedades degenerativas como:

  • Diabetes
  • Cáncer
  • Obesidad
  • Enfermedades cardiovasculares
  • Deterioro cognitivo
  • Enfermedades hepáticas
  • Pérdida de masa muscular
  • Estrés y depresión
  • Perdida de densidad ósea
  • Fibromialgia
  • Deficiencias renales
  • Etc

¿Cómo llegamos a producir inflamación crónica en nuestro organismo?

A través de la una dieta no saludable y que además no esté adaptada a nuestras necesidades, y si sumamos hábitos inadecuados para la salud mantenidos en el tiempo, nuestro cuerpo va creando un terreno proinflamatorio que es campo de cultivo para todo tipo de desequilibrios de salud y aparición de enfermedades.

A continuación vemos las principales causas que provocan inflamación crónica:

Alimentación inflamatoria: una alimentación hipercalórica, con alta carga glucemica debido a exceso de azucares simples y refinados, tanto de bollería industrial como el consumo de hhcc refinados, más conocidos como hidratos de carbono de absorción rápida, aquí podemos incluir los zumos de futas que no los batidos. Este tipo de alimentación influye en la aparición de diabetes y obesidad. Actualmente en España es un problema de salud incluso en edades tempranas.

Carnes procesadas: como lo embutidas, ricos en nitritos, nitratos y polifosfato de sodio, aditivos proinflamatorios y procancerígenos.

Frituras: Las altas temperaturas, la baja calidad de los aceites y su reutilización genera sustancias potencialmente cancerígenas.

Grasas vegetales hidrogenadas.

Leche y queso: Beta-caseina 1 (leche de vaca) y Beta-caseina 2 (leche de cabra).

Gluten: especialmente el refinado y de mala calidad.

Alimentos procesados: ricos en sal y en azúcar blanca, provocan picos glucémicos y sensación de hambre al poco tiempo de comer, grasas saturadas, grasas trans, y aceites de baja calidad. Alimentos con bajo nivel nutricional.

Ciertos medicamentos.

Dificultad de eliminar toxinas: en procesos inflamatorios largos, los emuntorios, es decir los cinco órganos que se encargan de desintoxicar el cuerpo: piel, pulmones, intestinos, higado y riñones suelen estar congestionados y no funcionan correctamente.

Episodios recurrentes o no tratados de inflamación aguda.

Envejecimiento: con el paso de los años se observa un aumento de las citoquinas inflamatorias sin necesidad que haya enfermedad asociada. Ello es debido a que a medida que envejecemos los tejidos acumulan daño oxidativo y disfunciones en las mitocondrias, por lo que pierden capacidad de regeneración. Además, con la edad también disminuyen los niveles de hormonas sexuales, que tienen un papel importante en la modulación de la respuesta inflamatoria.

Obesidad: el tejido adiposo o graso es considerado actualmente un órgano endocrino, dado que segrega hormonas y proteínas, como las citoquinas inflamatorias, inductoras de respuesta inflamatoria.

Diabetes: el aumento de azúcar en sangre o hiperglucemia diabética, al ocasionar productos de glicación, es un perpetuador de la inflamación. A su turno, la inflamación crónica promueve asimismo la diabetes, generando así un círculo vicioso.

Sedentarismo: contribuye directamente al desarrollo de la inflamación crónica y sus enfermedades asociadas, el cuerpo esta diseñado para el movimiento, adecuándolo a razón de nuestros ciclos vitales.

Estrés (físico y psicológico): no solo el estrés psicológico, también el estrés físico favorece la inflamación crónica. El aumento mantenido de la hormona cortisol, factor característico del estrés, se asocia a un patrón alterado del sueño y a sobrepeso, dos factores que potencian el proceso inflamatorio. Además, el nervio vagal ha demostrado estar asociado en la modulación de la inflamación y la presencia de estrés ha evidenciado inhibir este mecanismo. 

Alteración del sueño: incluso en personas sanas la alteración del sueño incrementa los niveles de moléculas proinflamatorias, debido a la alteración del ritmo circadiano de la resolución inflamatoria. 

Y por último mencionar los hábitos que más inflación crónica provocan: El tabaquismo: los productos de combustión del tabaco inducen la inflamación y la oxidación. Y el alcohol.

En la segunda parte de este articulo hablaremos de como se puede diagnosticar la inflamación y que cambios en la alimentación y en nuestro estilo de vida tenemos que hacer para librarnos de ella.

¡Nos leemos pronto!

Carolina Gutiérrez,

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