Hoy quiero hablarte de mi proyecto, Jardín de Luna, que, como casi cualquier cosa en la vida, ha tenido sus procesos: nacimiento, desarrollo, crecimiento, evolución, etc. Ha pasado muchas temporadas y ciclos, como si de la propia naturaleza se tratara.
A lo largo de este tiempo, me he encontrado parada en diferentes puntos de mi conexión, de mi crecimiento y mi transformación, y, al final, la intuición y la paciencia me han ido indicando el camino hacia mi desarrollo personal y profesional. Estoy orgullosa de haber superado diferentes retos, muchos de ellos difíciles de encajar, y muy agradecida con todos vosotros por formar parte de este camino.
Desde el primer día —hace ya más de seis años— en que quise compartir con todos vosotros Jardín de Luna, tenía claro lo poderosa e importante que es la alimentación para nuestro bienestar y salud, y realmente he disfrutado mucho del inmenso aprendizaje que la propia experiencia me ha ido dejando, para seguiros acompañando a través de la magia de la cocina, que todo lo une, que todo lo transforma en algo mucho mejor y que, en definitiva, es un gran gesto de amor.
Hoy afirmo más que nunca lo que es mi convicción desde el corazón: trabajar cada día para llevarte a experiencias nuevas que deslumbren a tu paladar y llenen tus días con sabores nuevos, combinaciones creativas y nutritivas que te permitan disfrutar de tu salud y de tu vida con total libertad.
Mi mayor deseo es que puedas conectar con tu cuerpo, con tu intuición y, desde ese lugar, elijas la alimentación más respetuosa para ti y para la naturaleza. En esta primavera que estoy viviendo en Jardín de Luna, donde nuevos proyectos ocupan mi corazón y pronto florecerán para compartirlos contigo, quiero reafirmar mi promesa de abrirte la puerta a un nuevo mundo por recorrer juntos. ¿En qué estación está tu proyecto?
¡Gracias una vez más por estar ahí!
Deja un comentario