Nutrir al alma, mente y espíritu, pero sin alimento físico…

En nuestro día a día vivimos momentos agradables y momentos difíciles, pero un espíritu fuerte nos permite sobreponernos a las dificultades y, sobre todo, tener un crecimiento personal y profesional próspero y saludable.

Cuando llegan esos momentos, especialmente los difíciles, en ocasiones nos refugiamos en la alimentación, pues creemos encontrar en ella una vía de escape, de evasión, que no va a solucionar el problema, pero si ralentizará el momento de enfrentarnos a él. Y es que muchas veces las emociones nos desestabilizan e incomodan rompiendo nuestra armonía y desencadenando un proceso de ansiedad y búsqueda de recompensa que encuentra su respuesta en la comida: lo que se denomina hambre emocional.

Tratamos de conseguir un cambio de energía de forma inmediata a través alimentos con una energía vibracional extrema, energía de dispersión (yin): alimentos ricos en azúcar, alcohol, quesos frescos, helados, bollería industrial, bebidas carbonatadas, etc.; o energía de contracción (yang): alimentos horneados, pan, galletas, snacks salados, frutos secos tostados y salados y procesados, embutidos, etc. Y lo único que conseguimos con este tipo de consumo es mayor desestabilización, nos movemos de un extremo a otro, alejándonos de nuestro centro cada vez más.

Por norma general acabamos siendo prisioneros de estos alimentos cada vez que nos vemos envueltos en una situación similar, ellos se convierten en nuestras muletas para poder caminar. Y muchos de nosotros adquirimos este tipo comportamiento o respuesta a un agente emocionalmente estresante ya desde la infancia. En ocasiones nuestros adultos de referencia nos premiaron y nos castigaron con la comida: «si te estás quieto, te compro un helado», o «si no dejas de molestar, te vas a la cama sin cenar». Quizá esta sea la razón por la cual la alimentación está íntimamente relacionada con nuestro mundo emocional.

Si premiamos o castigamos a los niños con la comida, no crearán una relación sana con ella.

El mejor apoyo en los momentos difíciles y la mejor recompensa en los momentos felices es el «amor incondicional”, primero hacia nosotros mismos y, por supuesto, hacia nuestros seres queridos.

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Carolina Gutiérrez en Isla de Pascua

¿Cómo dejar de ser rehenes de la comida?

Una vez detectamos que nuestra hambre no es una necesidad física, sino emocional, y que lo que realmente necesitamos es nutrir al espíritu (ese otro cuerpo sutil, de vibración más lenta que la del cuerpo físico), lo tenemos fácil: solo tenemos que decidir cómo lo vamos a hacer.

Es un paso crucial decidir si lo vamos a alimentar como realmente se merece o no, ya que seremos nosotros los primeros beneficiarios de estar emocionalmente equilibrados y, por lo tanto, mejor preparados para afrontar cualquier situación que la vida ponga en nuestro camino.

El hecho de tener una actitud positiva ante la vida, autoconfianza, buen humor, compasión y amor propio nos va ayudar y mucho a la hora de gestionar nuestras emociones y nuestra vida en general.

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A continuación, quiero compartir contigo algunas pautas para nutrir a nuestro cuerpo más sutil, aquel que no vemos, pero que está ahí, aquel que tiene una vibración más lenta que nuestro cuerpo físico y que no se nutre con comida física. Hablo del cuerpo mental, emocional y espiritual.

  1. Descubrir y practicar lo que nos hace feliz. Ya sea pintar, coser, hacer objetos con barro, cuidar nuestras plantas, jugar con nuestras mascotas, practicar algún deporte, cocinar, escribir, leer, escuchar música, tocar un instrumento, bailar. Cuando bailamos a solas estimulamos la confianza, el ánimo y, sobre todo, propiciamos una actitud vigorosa. Hacer o crear cosas con nuestras manos nos conecta con nuestro «yo interior», estimula el tercer chacra, «el templo de las emociones».
  2. Enfocarnos en el resultado que deseamos lograr e ir a buscarlo. No saber hacia dónde vamos nos desgasta, generamos miedos, debilitamos a nuestros riñones y nos quedamos sin energía vital. La acción sin propósito y dirección es pérdida de energía. Todo comienza con tener clara la visión del resultado que deseamos lograr. Las personas de éxito tienen un hábito en común: orientan su actuar en función de los resultados.
  3. Practicar disciplinas como el yoga, el chi kung y el taichí. Nos ayudarán a liberar tensiones en el cuerpo, que pudieran estar obstruyendo nuestra vitalidad, pues tienen como objetivo común el mantenimiento de la salud y el desarrollo personal. Se realizan posturas, movimientos corporales, ejercicios de respiración consciente con el fin de ser más libres, más flexibles, más armoniosos tanto física como mentalmente.
  4. Tener clara nuestra capacidad y fomentar el “yo puedo”. Siempre podemos. Es posible que no podamos hacer o lograr lo que queremos en el momento que lo estamos deseando, pero siempre podemos hacer algo para finalmente conseguirlo. Lo importante es proyectar con autoconfianza y actuar en consecuencia.
  5. Fe en uno mismo, autoconfianza, autoestima. Son diferentes nombres para definir la misma cosa, no importa cómo la denominemos, lo importante es que la tengamos integrada. La fe o creencia es quizá, junto con la pasión, una de las fuerzas más poderosas a las que el ser humano puede conectarse. Es un recurso interior que te permite ir más allá.
  6. Desahogarse y compartir. Expresemos nuestros sentimientos, miedos, logros, sueños en el momento que creamos oportuno. No todas las personas desean escucharnos o prestarnos la atención que necesitamos, pero siempre existen amigos y familiares que sí. Encontraremos la oportunidad de conocer otros puntos de vista, o simplemente, ser escuchados y compartir aquello que para nosotros es importante.
  7. Respirar profundamente. La respiración es una respuesta fisiológica que sufre una transformación dependiendo de las emociones que estemos experimentando. Por ejemplo, cuando estamos estresados, la respiración se acelera, comienza a ser superficial, y disminuye el aporte de oxígeno para nuestras células. Cuando necesitamos inyectarnos energía instantánea, simplemente respirando profundamente conseguiremos oxigenar todo el cuerpo y, en consecuencia, obtendremos bienestar general; más oxígeno en el organismo a través de una respiración profunda se traduce en una mayor generación de energía.
  8. Meditar es una excelente manera de cuidar y potenciar nuestra energía, de calmar nuestra mente. Con la práctica regular tendremos un buen control mental, estaremos presentes en el aquí y el ahora, tendremos un conocimiento más profundo de nosotros mismos, y, sobre todo, paz interior. Existen muchos tipos de meditación, una manera de hacerlo es concentrándonos en la respiración, esta actúa como un “ancla” para la mente. Simplemente cerrando los ojos y poniendo la atención en el proceso de respirar y cómo va repercutiendo esa respiración consciente en nuestro organismo.
  9. Regresar a nuestra zona segura. Cuando hay cuestiones que resolver, o vemos que ciertas situaciones son tensas para nosotros, que se desarrollan sin fluidez, es bueno alejarse durante un tiempo del ambiente tóxico que te provoca malestar y buscar ese lugar donde nos sentimos cómodos y a gusto. Hay cuestiones que necesitan más tiempo que otras, tomar distancia ayuda a darse un respiro y reciclar nuestra energía, volveremos con una visión diferente sobre el asunto.
  10. Todo pasa, nada dura para siempre. Lo que ahora puede ser el fin del mundo para nosotros, en un tiempo será un recuerdo acumulado en nuestra experiencia de vida. Según vamos solucionando cuestiones, aprendemos de ello de forma positiva, y creciendo personalmente. Todo tiene solución, lo mejor es recordar que con fuerza de voluntad y usando nuestra experiencia de vida seremos cada vez más fuertes.

Un espíritu fuerte y equilibrado es capaz de darte no solo salud, sino felicidad. Busca tu equilibrio y no te dejes vencer. Recuerda, la vida es solo una o, ¿tú qué opinas?

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2 Comentarios

  • Luciana
    Publicado 29 agosto, 2020 1:10 am 0Likes

    Interesante muchas gracias.

    • Jardín De Luna
      Publicado 29 agosto, 2020 12:38 pm 0Likes

      De nada, es un placer que esta lectura te pueda interesar por algún motivo. Muchas gracias a ti.

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