Una cesta de la compra saludable

Actualmente, las prisas, el estrés y la falta de tiempo nos hacen caer en la trampa de comprar alimentos que ya están listos para consumir, o aprovechando que vamos a hacer la compra, decidimos ir a una gran superficie y así adquirir todo de una vez.

Pues bien, vamos a analizar este tema paso por paso, ya que es muy importante que seleccionemos siempre meticulosamente los alimentos que colocamos en nuestra cesta de la compra. Precisamente porque estamos viviendo momentos difíciles (con horarios excesivos, niveles de estrés altos, alteraciones de sueño, y descanso escaso y de mala calidad) se hace mucho más necesario cuidar de nuestra alimentación. La comida es nuestra gasolina, no debemos olvidarlo.

¿Y cómo cuidamos de nuestra alimentación? Pues una respuesta válida puede ser: a través de una dieta saludable, equilibrada y adaptada a nuestras necesidades. Y en este punto, tú me puedes preguntar con toda la razón del mundo: “Carol, ¿y que es para ti una alimentación saludable?”. Esta es una buena pregunta, ya que a veces las personas damos por hecho que las cosas que tenemos claras, o los hábitos que para nosotros son normales lo son también para los demás, y eso nos puede llevar a cometer errores. Así que te animo a que siempre que escuches generalidades como “alimentación saludable”, te sientas libre para precisar qué significa ese concepto para tu interlocutor, ya que puede ser bastante subjetivo.

Ahora te voy a explicar los principios que yo considero importantes y a los que doy prioridad, dentro de lo posible, buscando la máxima calidad en los alimentos que entran en mi cesta de la compra para llevar una alimentación saludable y equilibrada de acuerdo con mis necesidades en estos momentos:

  1. Consumir alimentos de producción ecológica o Demeter*. Así me aseguro que no hay elementos químicos tóxicos en mi plato y de que los alimentos que consumo han sido producidos respetando los ciclos de la naturaleza, y el medio ambiente, además de favorecer proyectos de economía social.
  2. Consumir productos de temporada y locales. Los beneficios nutricionales son mayores cuando tomamos los alimentos que se cosechan en esa determinada época del año, además de contribuir a un consumo responsable y respetuoso con el medio ambiente y de favorecer la economía local.
  3. Consumir alimentos lo más naturales posibles. Esto no es una moda actual, la cocina natural es la realidad que vivieron nuestros abuelos y las generaciones anteriores a ellos. Sus alimentos estaban libres de conservantes, aditivos, potenciadores de sabor, refinados, grasas saturadas, alimentos transgénicos, medicamentos, hormonas, antibióticos, etc. Se alimentaban con la materia prima tal cual, y la cocinaban según la estación del año.

Este último punto es clave para llevar una alimentación saludable, y por eso merece ser examinado con detenimiento. Antiguamente, la forma que tenían de conservar los alimentos era en salmuera o salazón (agua y sal, o solo con sal). Preparaban sus conservas al baño María, y secaban los alimentos al sol (deshidratar). Estas técnicas caseras de conservación de alimentos se siguen practicando en la actualidad, quizá no deshidratamos al sol tanto como lo hacían ellos, ya que nosotros podemos beneficiarnos de los avances de la tecnología y tener en casa deshidratadores eléctricos que nos facilitan el trabajo.

Ecotienda El Granero de Tina
Ecotienda El Granero de Tina (San Lorenzo de El Escorial)

La industria alimentaria en general no conserva los alimentos a través de estos métodos naturales que permiten preservar los nutrientes y, en consecuencia, cuidar de nuestra salud. En cambio, tenemos “alimentos”o en muchos casos “comestibles” desprovistos de vida alguna, sin beneficios nutricionales y llenos de químicos altamente tóxicos para nuestra salud. Y es que, si reflexionas durante unos minutos sobre este tema, entenderás que los alimentos empaquetados que son fáciles de preparar no pueden ser naturales, ya que se pasan días expuestos en las estanterías de los supermercados esperando a que alguien los coja y los meta en su cesta de la compra.

Yo te voy a ser muy sincera y creo que para llevar una alimentación saludable solo existe una fórmula y es que tenemos que cocinar nuestra propia comida (o que alguien lo haga por nosotros, es igual de válido). Se trata de reducir al máximo los alimentos o productos precocinados, empaquetados, listos para comer. Cocinando en casa nos hacemos responsables de nuestra salud, y seremos seres totalmente autónomos, y libres para elegir qué ingredientes consumimos y qué calidad elegimos, además de asegurarnos de su procedencia.

También soy realista, y sé que en muchas ocasiones no podemos o no queremos hacerlo todo nosotros. Reconozco que llevar una alimentación 100 % artesana hoy en día no es fácil, es costosa debido al factor tiempo, cada uno tiene que buscar su equilibrio y priorizar, analizando qué premisas le compensan. Mi sugerencia es tener muy claro qué ingredientes no son naturales, y, por tanto, perjudiciales, para poderlos identificar fácilmente. Creo que todos en menor o mayor medida tenemos alimentos empaquetados en nuestra despensa:

  • Conservas
  • Cremas de frutos secos
  • Mermeladas
  • Bebidas vegetales
  • Bollería, dulces
  • Pastas y cereales
  • Salsas
  • Fermentados (miso, tempeh, tamari, salsa shoyu)
  • Aperitivos salados

En este caso aplicaremos la siguiente formula: “De lo malo lo mejor”, es decir:

– Las conservas, siempre mejor en cristal

– Las pastas y cereales, que sean integrales

– Las salsas y las bebidas vegetales, que no tengan azúcar añadido

– Los aperitivos salados, que no contengan potenciadores de sabor ni almidones transgénicos

– Las galletas y bollería, que no contengan grasas saturadas, ni aceites de mala calidad (palma, girasol, maíz), ni grasas trans ni azúcar refinada.

– Si compramos encurtidos o alimentos fermentados, comprobaremos que no estén pasteurizados ni elaborados con vinagres de mala calidad, ya que, en consecuencia, también contendrán sulfitos.

– La compra de mermeladas es un tema delicado, ya que no es fácil encontrarlas con procesos artesanales y que no contengan azúcar, pero aun así se encuentran: cuando no puedo hacerlas yo, las compro directamente a artesanos que utilizan endulzantes naturales.

Estas son mis máximas respecto al consumo de alimentos que yo aplico en mi día a día, y es así porque quiero estar sana y con energía para disfrutar de la vida, pero, además, porque creo que la salud también se mantiene cuando actuamos de forma coherente con nuestro sentir, de acuerdo a nuestros principios y valores. No olvidemos esto, porque quizás sea lo más importante dentro de este propósito de vivir saludables, ya que todo en el universo está conectado, y nuestras acciones tienen repercusión en resto de los seres vivos que habitan este planeta.

* El sello Demeter es el aval más estricto dentro de la agricultura ecológica de todo el mundo.  Garantiza la máxima calidad y que los productos se han cultivado o elaborado siguiendo los principios de la agricultura biodinámica, por personas totalmente comprometidas con el cuidado de la naturaleza.

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